
en
deslizarme
con este breve
atuendo de vocales abiertas
delante
de tus ojos de arena.
No hay inocencia en simular
esta mirada dulce
con mis mejores aires
como
de
hostias consagradas.
No hay sílaba inocente.
Ni verbo arrepentido.
Ni espadas enfundadas
. No lo hay.
Ni en los márgenes.
Ni en mis encabezados.
Ni
entre
los pliegues de mis sábanas.
Ni en los márgenes.
Ni en mis encabezados.
Ni
entre
los pliegues de mis sábanas.